«La visión sin acción es un sueño. La acción sin visión es pasar el tiempo.
La visión con acción puede cambiar el mundo.»
– Joel A. Barker
Los titanes del éxito empresarial, los alquimistas que transforman sus sueños en realidades tangibles, no solo portan en su mente visiones deslumbrantes para sus emprendimientos, sino que, como orfebres de la comunicación, logran transmitir esos horizontes a las almas que los acompañan en la odisea del progreso. Despiertan en cada colaborador la visión compartida del rumbo y destino del navío que surca las aguas del mercado y de la competitividad. ¿Acaso no suena sencillo, casi natural? Pero no lo es, mis amigos, no lo es.
Pregunto, entonces, ¿navegan ustedes y sus compañeros de travesía hacia un mismo puerto, hacia un mismo horizonte? Me atrevo a decir que no. La mayoría de las veces, la realidad es más compleja: unos reman hacia estribor, otros a babor, y quizá algunos ni siquiera hayan tomado un remo en sus manos. Imaginen que conversan en la intimidad de la confidencia con cada uno de los miembros de su tripulación y les preguntan sobre la visión de la empresa. ¿Acaso no obtendrían un mosaico de respuestas distintas, quizá incluso contradictorias?
Ciertamente, la claridad en la visión compartida es la clave para alcanzarla. Unifique las energías dispersas en un solo haz luminoso y observará cómo los resultados, como el milagro de la multiplicación de los panes, se vuelven sorprendentes. Al Ries, en su obra «Enfoque», expone este fenómeno con la metáfora del sol y el láser: el astro rey derrama sobre nuestro mundo incontables kilovatios de energía, pero si uno se expone a él por una hora, apenas experimentará un ligero bronceado. No obstante, bastan unos escasos vatios concentrados en una dirección para que un rayo láser logre cortar el diamante más duro.
El inicio de mi acompañamiento con los equipos directivos esta consagrado al Componente de La Visión, y presento una herramienta bautizada como Lienzo para la Visión Remen que, al igual que un láser, enfoca las fuerzas dispersas en un objetivo común. Esta herramienta, en su sencillez, descompone la visión en puntos elementales que permiten definir con claridad la identidad de la organización, su destino y el mapa para arribar a él. Además, contribuye a esclarecer el punto óptimo en el que la entidad destaca y se mantiene enfocada. La estrategia de mercadeo se perfila, la meta a 10 años toma forma, el panorama a tres años se vislumbra y el plan a un año se esboza.
Asimismo, la comunicación efectiva de la visión a sus colaboradores y la adopción de esta por parte de todos se convierte en una tarea primordial. Así como un escritor teje historias en las que los personajes se entremezclan y el lector se sumerge en mundos ficticios, así también el líder, al transmitir la visión, busca que cada miembro del equipo sienta que es parte de esa historia, que es un protagonista en la narración del éxito empresarial. Porque en última instancia, el relato del triunfo colectivo es una trama en la que cada personaje tiene un papel fundamental, donde cada uno aporta su talento y esfuerzo para crear la sinfonía del éxito.
Así, pues, emprendedores y líderes empresariales, ábranse al desafío de comunicar la visión, de compartir sus sueños y horizontes con aquellos que los acompañan en la odisea del mercado. Porque en la unión de esfuerzos y en la claridad de la dirección compartida, allí se encuentra la fuerza transformadora, el impulso creador que trasciende los límites del individualismo y nos sumerge en el universo del éxito compartido.
Tomen, entonces, la herramienta del Lienzo para la Visión Remen y conviértanse en escultores de la realidad, modelando el futuro de sus organizaciones con la destreza de un artista. Atrévanse a comunicar la visión con el lenguaje de los sueños y la pasión, tejiendo relatos que inspiren y motiven a sus colaboradores a ser parte activa de la construcción de ese porvenir.
Y recuerden, como en las historias de los grandes escritores, la riqueza y profundidad de los personajes es lo que dota de vida a la narración. Permitan que cada miembro de su equipo desarrolle su rol, que sus talentos florezcan y sus voces se unan en un coro armonioso y consonante que cante al unísono la melodía del éxito.
Entonces, y solo entonces, podrán contemplar cómo sus organizaciones, guiadas por la luz del láser de la visión compartida, se elevan por encima de las tormentas del mercado, desplegando sus alas y surcando el firmamento del éxito empresarial, hasta alcanzar las estrellas que una vez parecían lejanas y ahora brillan en la palma de sus manos.
Quedo con Dios y contigo: